(Mariona Forteza canta en el comellar de ses Figueres)
Dos pequeños valles convergen en el fondo del puerto de Cabrera. El comellar de sa Font y el comellar de ses Figueres. En este último, los prisioneros franceses instalaron un hospital y algo más arriba un improvisado cementerio.
Es un valle oculto, cercano al monumento y osario de los prisioneros. Durante la visita de "Cabrera màgica" hicimos un alto para escuchar el silencio de Cabrera.
Se hizo el silencio. Y entonces, del bosquecillo donde se encuentran los restos de tantos prisioneros, sopló un viento lento y susurrante. Un "uhhhhhhh" que se escucha en algunas ocasiones.
Son las egregoras. Los espíritus colectivos.
Es la magia y la intemporalidad de Cabrera.