lunes, 31 de marzo de 2008

domingo, 30 de marzo de 2008

CAMÍ DELS PINTORS




Uno de los paisajes majestuosos de Mallorca es el que contemplas por el sendero de los pintores.

En las rocas de la Cala de Deià artistas de todo tipo han pintado las típicas vistas de Els Còdols Blancs o la costa hacia Moleta.

En muchos casos, lo mejor es la pintura que han dejado en las piedras.

miércoles, 12 de marzo de 2008

ALFRED KUBIN








La muerte coge al dibujante.

domingo, 9 de marzo de 2008

LA ISLA DE LOS MUERTOS




Böcklin es prácticamente un pintor de un solo cuadro. La Isla de los Muertos le ha sobrevivido y demuestra que cuando se pintan paisajes del alma, aunque sean de la parte más oscura y avérnica, reverberan en lo más profundo de la psique.

Los muertos están allí justamente porque no se ven. Ocultos en el cielo plomizo, el mar denso y la tristeza infinita de la piedra y los cipreses.

jueves, 6 de marzo de 2008

LOS PERIODIQUISTAS

En su libro "Sin tiempo para morir", Jean Schalekamp dedica largas descripciones al momento inaugural del día. Llegar a un bar, coger el diario, sentarse delante de un café aromático, y leer pausadamente el periódico dejándose llevar por la calma y la profundidad del momento.

Probablemente sea esta una virtud de otra época. Porque la gente joven ya no está por estos menesteres. Pero para muchas generaciones, leer el periódico en el desayuno constituye una forma de aterrizar en el mundo, un paréntesis antes del trabajo cotidiano.

Sin embargo, no siempre somos conscientes de la envergadura y significación de ese acto ritual. Sólo escritores lúcidos como Schalekamp lo colocan en su debido sitio. Y sólo somos capaces de apreciarlo cuando sucede algún tropiezo.
Durante años, he ido a desayunar al mismo café. Y el hecho natural de leer el periódico acabó creando una pequeña comunidad. Desde el añorado Justo González, hasta los directivos de varios bancos de los alrededores, un empresario de seguros, un miembro del cuerpo de bomberos... Todos unidos por el hecho galante y civilizado de pasarnos el diario, saludarte cada mañana, hacer algunos comentarios. El curioso como se acaba formando una sociedad en miniatura en la cual incluso se comentan las ausencias. "Pues el director de la sucursal hace dos días que no ha venido".

De todo ello te das cuenta el día en que, al llegar, te encuentras las puertas del café cerradas. Con sorpresa, acudes a otro local inmediato y allí está uno de los "periodiquistas", con aspecto desolado. "¿Has visto? Qué desastre. Lo han traspasado".
Lo que era una comunidad compacta, capaz de relacionarse sólo por el hecho de pasarse el periódico, queda de repente en una diáspora penosa. No saben donde reubicarse, se pierden los contactos. Es como si hubiesen disuelto una tertulia. Y entonces te das cuenta que el hecho de leer el diario no es sólo solitario. También implica una cierta comunicación social, una comunidad casi estética de lugar, aromas desayunísticos, tiempo muerto para pensar y leer. Algo a lo que quizás no le concedemos la importancia debida.

(Publicado en Diario de Mallorca el 6 de marzo)