viernes, 30 de diciembre de 2011

NOCHES GRIEGAS EN CALA RAJADA

jueves, 29 de diciembre de 2011

ESTRELLAS DE MADRUGADA



 Es uno de esos recuerdos mágicos de la infancia. Acostumbrado a ir a la cama muy temprano, siempre me interrogaba sobre el mundo misterioso de la noche. ¿Cómo era? ¿Qué pasaba? ¿Por qué los mayores no me dejaban conocerlo?
 Desde la cama, intentaba escuchar cosas extrañas. Como la noche de Reyes. Pero siempre me acababa durmiendo antes de atisbar cualquier suceso extraordinario.
Pero una noche, por una razón que he olvidado, me desperté de madrugada. A una hora tenida por muy intempestiva, tal vez las tres o las cuatro de la mañana. Recorrí el pasillo con precaución, cuidándome de no hacer ruido. La casa entera contenía la respiración, como si fuese un reloj de tic-tac que acabase de pararse.
Recuerdo que entré en el despacho de mi padre. La oscuridad hacía brillar de forma diferente todos los objetos: el reloj de bolitas giratorias, el escritorio con las plumas. Y contagiado de aquella atmósfera absolutamente irreal, me dirigí a la ventana. Corrí el visillo. Y surgió ante mí un cielo desconocido. Estrellas que no había visto nunca sobre el panorama habitual de la ciudad.
Estrellas de madrugada.
Me pareció como si fuese el visitante de un mundo distinto. Y a aquellas horas, un universo extraño girara sobre la ciudad dormida. Como el libro de un destino. Como un designio.
Es curioso el modo con que ciertas cosas quedan impresas en tu mente. Desde entonces, muchas veces me levanto en la alta noche para asomarme a la ventana. Ahora la noche es algo familiar. Ya no tiene aquel hálito prohibido.
Pero si contemplas las estrellas de madrugada recién o medio despierto, con la mitad de tu mente todavía en el sueño, no han perdido su poder evocador. Y todavía tienes la sensación de estar ante un descubrimiento planetario, un planisferio alternativo.
Te resulta más fácil creer en aquellos pueblos arcaicos que sabían leer su destino en la escritura de las estrellas.
Sobre todo si son las estrellas de madrugada.

martes, 20 de diciembre de 2011

LOS BOBODIARIOS




Que los medios de comunicación se están estupidizando a marchas forzadas resulta una alarmante evidencia. Pero todavía más estos días cercanos al delirio consumista de la Navidad.

¡Qué cantidad de "noticias" que no son sino idioteces tópicas! Se emplean dos minutos para mostrar un desfile de gente que dice "hace mucho frío y me abrigo más", "se está mejor de vacaciones", "las Fiestas me hacen mucha ilusión" y similares propósitos tontos y evidentes.

¿Pero alguien computa el derroche de espacio, tiempo, las noticias urgentes e interesantes que podrían emitirse en lugar de todas esas banalidades navideñas? Eso por no hablar de la retórica babosa y rancia de la "lotería como sueño" y los desfiles consiguientes de lugares comunes que nos asolan por estas fechas.

Para rellenar el hueco que debería de ocupar el análisis y la inteligencia, televisiones mediocres como IB3 nos regalan en cada información a un sinfín de entrevistados que no aportan nada, no tienen nada que decir y consumen segundos necesarios para otras noticias que no salen.

Porque nos quieren tontos.

MERCANTES EN LA MAR



Es curioso como según qué antecedentes o querencias ocultas te inclinan hacia una cosa o la otra. Sin saber por qué, siempre me ha gustado la mar. Pero nunca he tenido la vocación de pescador, de navegante de "barqueta", ni de yatista o navegante deportivo. No.


Lo que me ha tirado es la navegación mercante. Los grandes buques solitarios en el horizonte. Y he pasado momentos magníficos a bordo de los ferrys de la Trasmediterránea. Que han sido siempre como mi segunda casa.

A veces pienso que tal vez fue por influencia de mi tío Nicasio. Fue capitán de petroleros durante la II Guerra Mundial y siguió ejerciendo hasta pasar a ocupar el cargo de práctico de Valencia. Sólo tengo un lejano recuerdo de haberlo visitado a bordo de los barcos que mandaba.

Pero quién sabe, quizás bastó aquella lejana memoria para impulsar toda una afinidad lectiva hacia los mercantes en la mar. Hay sensaciones germinales que, aunque ocultas, te pueden condicionar toda la vida.

sábado, 17 de diciembre de 2011

TEOLOGÍA DE LA SOMBRA





Nuestra cultura hace tiempo que dejó de preocuparse de la sombra. Quizás porque la iluminación eléctrica le restó todo su carácter numinoso. En nuestro tiempo, el día se prolonga hasta la noche, y las sombras se fragmentan o diluyen donde antes, proyectadas por fanales de gas o hachones ardientes, adquirían una consistencia casi material.

Sin embargo, la sombra tiene un papel fundamental en nuestra existencia. A veces, circulando por algunos callejones de Canamunt, logras conjurar su presencia. Ves la longitud desértica de la calle, y a tu espalda, ese ser oscuro, simétrico, que repite tus movimientos sin ser tú.

La sombra, esa pareja hoffmaniana que ha servido para urdir muchas leyendas y cuentos fantásticos. Pero también la clave para comprender algunos de nuestros comportamientos más instintivos. La moderna psicología ha descubierto en la sombra el concepto que explica muchas paranoias sociales, sobre todo en tiempos como los que estamos viviendo.

La sombra representa todo aquello que llevamos en nosotros, pero que nos negamos a aceptar. Esos contenidos odiosos, inconfensables, que colisionan con la racionalidad de la existencia diurna. Lo que hacemos entonces, es proyectar esa sombra en alguien. Preferentemente colectivos que puedan representar para nosotros ese aspecto sombrío de la existencia. Echamos la culpa a los extranjeros, los que son distintos, los que tomamos por enemigos. Les acusamos de ser como en realidad somos nosotros en nuestro interior.

Y esa transferencia envenenada es capaz de generar los odios más crueles, las conductas más despiadadas, como queda patente a lo largo de tantas y tantas guerras, genocidios y pogromos.

La sombra adquiere entonces un carácter casi metafísico. Parece tan inocente cuando nos sigue la noche en que llegamos tarde a casa. Tan doméstica, tan evanescente. Pero, en nuestra psique, está tejida con la urdimbre más peligrosa de las ideas prefijadas, los dogmas psicóticos, la hipocresía de quien culpa a los demás de lo que él es culpable.

¡Cuidado con las sombras!

martes, 13 de diciembre de 2011

VIAJAR A IBIZA



Si hay una cosa que me pone de buen humor es viajar a Ibiza. El trayecto en barco tiene la duración perfecta. Ni muy larga ni muy corta. Lo suficiente para leer, pasear, mirar el mar. Sales por el centro de la bahía, contemplas Cabrera por babor y la costa de Calvià a estribor.

Muy pronto estás entre las dos islas, y puedes ver cómo Ibiza se perfila igual que en los dibujos de “Die Balearen”. Repasas la costa oriental, Santa Eulària, el Cap des Llibrell, y te llenas de recuerdos. Luego, entrar en Vila sigue siendo - a pesar de las monstruosidades portuarias que se siguen perpetrando - una maravilla. La silueta de Dalt Vila, las murallas.

Ibiza tiene paisajes que me llenan de sensaciones y memorias. Por aquellas cosas de la vida, todo cuanto me la evoca es favorable, pleno, agradecido. Pasear por la isla es una auténtica cura espiritual. El campo, las playas, la gente.

No puedes perderte una visita a Can Jordi, ese centro del mundo lleno de rockeros carcajadescos, buen queso y cervecitas. Ni un paseo por la bahía de Portmany, aunque te dé pena tanta obra sin acabar y tanto abandono.

Los días en Ibiza son felices. Y cuando coges de nuevo el barco, la isla se despide con un desfile de celajes hacia Formentera, lucecitas, perfiles azulescos. Respiras, y es como si se acabase un sueño.

Tal vez, como creían los primitivos, uno pueda escoger el lugar donde vivir después de muerto. Si así fuera, uno lo tiene muy claro.

lunes, 12 de diciembre de 2011

LA ESPECIE FRACASADA



Estoy un poco harto de tantos documentales de Antropología-Ficción. De tanto peludo pitecantropus, australopitecus, ceñudos neandertales, erectus y sapiens. La industria audiovisual ha encontrado un filón a base de extrapolar pequeños hallazgos arqueológicos y convertirlos en Cinerama. Presentando muchas veces como ciencia lo que no dejan de ser libérrimas suposiciones.

Harto no tanto de la dudosa exactitud de tanta recreación, sino de su ideología subyacente. El antropocentrismo.

En el fondo, se trata de un canto a la superioridad de la especie humana. La celebración de sus éxitos y de su papel en el Universo. Música de “Así hablaba Zaratustra”, sol en el desierto. El hombre como destino.

En el otro extremo de la moneda televisiva, me ha sobrecogido el documental “Apocalypse. La deuxième guerre mondiale”. Su visión, en el actual contexto histórico, resulta devastadora.

Somos una especie fracasada. Ninguna mística austrolopiteca puede ocultar los asesinatos en masa, la destrucción de la naturaleza, la avaricia, crueldad, incompetencia y egoismo, el maltrato a los animales, la violencia sexual. Las guerras suponen levantar la alfombra para que la mierda de nuestra “civilización” salga a la luz.

De acuerdo, el hombre ha logrado grandes avances tecnológicos, ha sido capaz de explicar el mundo en que se mueve, ha cultivado una cierta emotividad y unos  valores. Pero a cambio de abismos insondables de barbarie, iniquidad y violencia.

La primera obligación de cualquier especie de proteger la vida. Hemos fracasado estrepitosamente en ello.

No me interesan para nada los humanoides de la prehistoria. No creo en ellos.

Porque he visto los resultados.

lunes, 5 de diciembre de 2011

domingo, 4 de diciembre de 2011

ALGUNAS CONCLUSIONES DEL INVENTARIO DEL CEMENTERIO HISTÓRICO DE PALMA


“El maestro de obras Gaspar Reynés i Coll es quien tiene más proyectos documentados a su nombre, seguido por Jaume Alenyar”




Desde mayo del 2010 a agosto de 2011, se llevó a cabo el primer inventario del Cementerio histórico de Palma. Finalizada la tarea, pueden extraerse una serie de informaciones reseñables por su novedad y su alcance patrimonial. Hay que recordar que el Cementerio nunca había sido objeto de una iniciativa similar. Este inventario marca por lo tanto un histórico antes y después.

El equipo que llevó a cabo ese catálogo estaba compuesto por Joan Fàbregas como documentalista, Bel Forteza como fotógrafa, Adrià Ferrà como ayudante, y Carlos Garrido, el que esto firma, como redactor y director.

Aproximadamente se catalogaron unas 6.000 tumbas. El registro abarca el sector 1 (ampliación de principios del siglo XX) y el sector 2 (recinto del siglo XIX). Este trabajo de catálogo comprende sólo los monumentos individualizados, dejando aparte los conjuntos de nichos en superficie o subterráneos (caso de las catacumbas). Tampoco figura el antiguo Cuadro 9 o Cementerio no católico, que fue modificado modernamente.

En cada ficha se reseñó el tipo de monumento (estela, cruz, edículo, capilla, etc.) así como la inscripción principal, con su correspondiente fotografía. El añadido más interesante, sin embargo, fue el estudio de la documentación existente en la Empresa Funerària Municipal. Gracias a los datos allí custodiados se pudo saber la autoría de muchos proyectos arquitectónicos o artísticos, lo que supone una extraordinaria aportación a la historia del arte del XIX y XX en Mallorca. Sobre todo en lo que hace referencia a arquitectos, maestros de obras y escultores.

El trabajo no puede considerarse exhaustivo ya que algunos expedientes carecían de datos, otros no se encontraron en el lugar correspondiente, y en muchos de ellos las firmas o el registro de los nombres resultaban ilegibles. No obstante, “grosso modo”, puede considerarse que gracias a este inventario contamos con información al menos sobre el 75 % de los monumentos reseñados.

Sin duda, el dato más destacable se refiere a la enumeración de arquitectos y artistas identificados. Según los datos del inventario, el maestro de obras (ya que era de la época anterior a los arquitectos) con más proyectos a su nombre es Gaspar Reynés i Coll (1845-1911), con un total de 165 documentos firmados.
Reynés tiene también la particularidad de ser el responsable de diferentes proyectos en ambos sectores, y de todos los estilos. Las obras más remarcables son probablemente las neoclásicas o las que incorporan algunos elementos modernistas.

En número de proyectos firmados, le sigue el arquitecto Jaume Alenyar (1869-1945), con un total de 162 proyectos firmados. También cuenta con obras tanto en el Cementeri Vell como en el Nou. La mayoría son eclécticas, aunque algunas se caracterizan por motivos “art nouveau”.

Muy relacionado con Alenyar, con quien compartió despacho, Gaspar Bennàssar (1869-1933) es una figura capital del Cementerio histórico. A él se debe gran parte del diseño del Cementeri Nou, a partir de unos planos anteriores de Bartomeu Ferrà. Curiosamente, Bennàssar no aparece en el Cementeri Vell más que un proyecto. En cambio, en Cementeri Nou su presencia resulta muy abundante, con 131 proyectos. A él se deben algunos de los mejores monumentos de todo el recinto, ya que mostraba un extraordinario dominio tanto de los repertorios gótico o neoclásico, como de las tendencias modernistas de su tiempo .

Las obras más destacadas del Cementeri Vell y también de la parte antigua del Nou pertenecen a Bartomeu Ferrà (1843-1924), otra figura que determinó fuertemente la evolución del Cementerio. En total, aparece mencionado 82 veces. Sus planos y dibujos tienen siempre una excelente calidad y destacan por la elegancia y la profusión de las decoraciones.

La nómina de arquitectos que trabajaron en el Cementerio resulta muy extensa, y no es posible dar tanto detalle en un trabajo como este. Reseñemos que allí trabajaron los maestros de obras más importantes del siglo XIX, como el mismo Gaspar Reynés, Josep Segura, Josep y Joan Mayol, Joan Rovira, Antoni Coll, Pere Joan Bauçà, Miquel Castell, Nicolau Lliteres, y Llorenç Arrom (citado como “albañil”). Los primeros arquitectos titulados que aparecen en el XIX también están presentes, aunque con escasa documentación: Antoni Sureda i Vilallonga y Miquel Rigo.

Entrado el siglo XX, aparecen nombres de primera fila como: Josep Alomar Bosch, Guillem Reynés, Guillem Forteza, Francesc Roca i Simó, Enric Juncosa, Gabriel Alomar Esteve, Guillem Muntaner Vanrell, Carles Garau, Josep de Oleza, Francesc d’Asis Casas, y Antonio García Ruiz, entre otros menos mencionados.

En cuanto a la escultura, el Cementerio histórico constituye un auténtico museo de los mejores artistas de finales del XIX y principios del XX. Curiosamente, el escultor con más obras documentadas es al mismo tiempo uno de los más desconocidos. Se trata del ibicenco Joan Serra Riera (1860?-1940), que aparece mencionado en 143 documentos.

Se trata de un hecho curioso porque el nombre de los escultores no suele reseñarse en los expedientes. Así, Joseph Lagrange que fue marmolista destacado y aparece como uno de los personajes de “La ciudad desvanecida” de Mario Verdaguer tiene sin dudas muchas obras en el Cementeri Vell. Pero sólo una está firmada. Otro escultor que trabajó durante años en el Cementerio fue Joan Grauches, cuyo nombre sólo se cita una vez. Algunas menciones nos permiten rastrear también la presencia del artista Enric Estades i Alomar.

Escultores de gran categoría como Marc Llinàs y Antoni Vaquer Noguera resultan difíciles de identificar entre las firmas a veces indescifrables de los expedientes, pero consta su presencia. El caso de Tomàs Vila es diferente porque, aunque no aparezca citado ni una sola vez, firmó todas sus esculturas. Lo mismo que Miquel Vadell o los escultores genoveses Reinardo Gadani y A. Canessa. Hemos podido identificar diversas esculturas de Miquel Arcas por su firma o porque fueron catalogadas en una publicación monográfica. Joan Tur, con una obra abundante en el recinto, firmaba también muchas de sus tallas. Igualmente se identifican las firmas de Pere Colombàs y Miquel Sacanell.

Otros tallistas que aparecen citados son Jaume Pons, Llorenç Ferrer, Joaquim Crespí, Mateu Amengual, Llorenç Coll, Rafel Borràs, Antoni Puig, Sebastià Alcover, Gabriel Llabrés, Lluís Ballester, Francesc Ferrer, y B. Amorós. El que es considerado como uno de los escultores culminantes del XX en Mallorca, Llorenç Rosselló, sólo tiene una obra documentada, y otra que ha desaparecido. Pero se trata de monumentos muy sencillos.

De la revisión de este importante “corpus” documental se deduce que los arquitectos dejaron muchas veces el diseño en manos de los tallistas. Muchos planos son dibujos muy sumarios, sin apenas indicaciones. En cambio el monumento cuenta con decoraciones complejas y bien definidas. Eso demuestra el alto nivel de los escultores y tallistas mallorquines, capaces de realizar auténticas obras de arte de gran elegancia y delicadeza, que sorprenden al espectador de nuestros días, aunque su nombre y su obra hayan quedado en el olvido. Otra evidencia es la repetición de algunos motivos tales como crismones o cenefas, que sin duda eran obra del escultor sin pasar por un diseño anterior.

La conclusión más evidente que se desprende de este inventario es la calidad de gran parte de los monumentos allí existentes, y la nula protección patrimonial de la que disfrutan. Parece una necesidad urgente asegurar la conservación de algunos conjuntos que están muy deteriorados y corren el riesgo de desaparecer, así como evitar que tal como ha ocurrido anteriormente se alteren o destruyan por parte de los titulares de la concesión elementos muy valiosos e irremplazables. En este sentido, una señalética básica con indicaciones del valor de los principales monumentos sería muy útil.

Otro capítulo igualmente destacable es la conservación de algunos dibujos o planos. Algunos proyectos de Ferrà o de Bennàssar tienen un indudable valor, y son merecedores de una protección de acuerdo a su categoría.

A partir de este inventario queda patente, por lo tanto, que el Cementerio histórico de Palma contiene una colección muy importante de obras de arte. Y que nos ayuda a entender la historia estética de los siglos XIX y XX en Mallorca.