lunes, 23 de julio de 2007

LAS PIELES DEL MAR






También el mar puede leerse.
Cuando sopla viento y levanta acentos circunflejos de espuma, perdidos a lo lejos. Donde nadie puede verlos.
Cuando se elefantiza en una piel rugosa y densa, impenetrable.
Se transparenta en minerales derretidos.
Tiene estremecimientos, soplos y escalofríos, como si se asustase de sus propios pensamientos.
El mar como una psiqué en libertad y movimiento.

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