sábado, 19 de julio de 2008

LA HORA DEL LAGARTO

El verano tiene una voluptuosidad especial a base de la inacción. Son esas horas largas desde la sobremesa a media tarde. El auténtico Wu-Wei mental y físico.

Uno se largartea. Busca un lugar cerrado, oscuro, por donde corra una ligera brisa densa como el botafumeiro.

Y la caricia es meteorológica, material, conecta con la reptilibidad del alma.

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