miércoles, 8 de octubre de 2008

HISTORIA Y PERIODISMO

El periódico era un invitado permanente de mi casa. Las páginas grandes, un poco quebradizas y con olor a tinta, de "La Vanguardia" en los años 50. Cuando era muy pequeño, mi abuela me dio la primera lección de periodismo. Me enseñó aquellas portadas de huecograbado tan bonitas y me dijo levantando el índice: "Los periódicos sólo dicen mentiras".


Aquel aserto me suscitó muchos pensamientos. ¿Así que toda esas fotos en blanco y negro, todos aquellos recuadros llenos de letras eran simplemente trolas? ¿Por qué alguien se tomaba tanto trabajo en elaborar un periódico si luego estaba lleno de mentiras? El cura de la escuela me obligaba a confesar mis mentiras, ¿y en cambio la gente compraba hojas llenas de embustes? Además, ¿para qué servían esas mentiras?


Puede parecer un recuerdo simplón. Pero en realidad mi abuela estaba poniendo el dedo en la llaga. Hoy, más de cincuenta años después y con otros treinta de profesión periodística, no he dejado de plantearme ese tema. Y conforme pasa el tiempo más indeciso estoy sobre el papel notarial de la prensa para explicar correctamente la realidad. Y mucho menos sobre su capacidad de entender la historia. Si algo he aprendido en tantos años es que los periódicos "hacen" la historia, pero en gran medida la ignoran o no saben entenderla.

Ahora mismo, toca la sinfonía de la Crisis. Se puede leer, ver y escuchar en todas sus variantes. ¿Pero es realmente lo más importante que está sucediendo ahora mismo? ¿No es una canción instintiva dictada por algún apuntador interesado?

Los periódicos no suelen cultivar una sección que sería esclarecedora: la Hemeroteca Crítica. Contemplar las noticias del pasado con la visión de hoy. Aprenderíamos tantas cosas...

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