miércoles, 13 de mayo de 2009

ZOOLOGÍA COMPARADA


Cuando estudiaba Derecho Constitucional, tuve como profesor a Manuel Jiménez de Parga. Y siempre repetía lo mismo: "La televisión es el invento político más importante desde la Revolución Francesa". Yo creo que tenía mucha razón. Pero después de la televisión llegaron los programas sobre animales. Que también han revolucionado nuestros conocimientos. Sobre todo de la política.



Durante largos años no sabíamos lo que era un "predador", ni las jerarquías de chimpancés, lo ignorábamos todo sobre los leones jóvenes y viejos o las estrategias de supervivencia de los escarabajos. Santo cielo. ¿Cómo podíamos vivir en tamaño desconocimiento?

Sin ese capital de saber era imposible escribir nada sobre la clase política. Faltaban las herramientas.

Pero, afortunadamente, ese vacío ha sido colmado. Y gracias a la moderna familiaridad con el reino animal ya es posible trazar aunque sea de forma somera un tratado de conductas políticas.
Somos la primera generación capaz de comprender el comportamiento político bajo cierta perspectiva científica.

Aunque sea bajo el prisma de la zoología comparada.

1 comentario:

Rafael del Barco Carreras dijo...

A propósito de los JIMÉNEZ DE PARGA...

RAFAEL JIMÉNEZ DE PARGA.

CONDENADO A SEIS MESES POR DENUNCIA FALSA.



Rafael del Barco Carreras



30-12-09. El apellido, él mismo, de los grandes de la Abogacía y Política con la DEMOCRACIA, o sea, otro vividor de ese club que se adueñó del Franquismo y “hasta ahora”, ha perdido capacidad mediática, el segundo de EMILIO BOTÍN, Alfredo Sáenz Abad, acapara los titulares de la condena, SEIS MESES, por denuncia falsa. Lo de la EXTORSIÓN no aparece en la noticia de agencia.

¡Que barato les ha salido! Los hermanos ya eran célebres por catedráticos y bufete importante (ahora 50 abogados en el Paseo de Gracia) cuando Narcís Serra lo contrató para abogado acusador en el caso CONSORCIO DE LA ZONA FRANCA DE BARCELONA en el año 1980, y “contra mí y otros” entraron en ese selecto clan de sinvergüenzas que se enriquecerán no solo en torno a Javier de la Rosa, sino descaradamente de la POLÍTICA. Su hermano MANUEL en Madrid de chalaneo, será de todo con UCD y PSOE, y RAFAEL dirigiendo el gran bufete, ensacando o empaquetando elevadas minutas a cientos. ¡Un monumento a la ÉTICA! y Manuel miembro de la Academia de Ciencias MORALES y Políticas.

Han pasado 16 años desde que Olavarría jurara venganza por meterle en la cárcel hasta pagar al juez Luís Pascual Estevill. Lo declaró estando yo presente en el juicio de mayo pasado, escritos en www.lagrancorrupción.blogspot.com ; no pararía hasta ver condenado a quienes con falsedades y gansterismo pretendían cobrar, primero una deuda que no les correspondía proveniente del Banco Garriga Nogués de Javier de la Rosa, y después a través de la extorsión para salir de la cárcel, 25 millones de pesetas, pagados un fin de semana.

Ignoro si sentirá su venganza satisfecha, yo no (tres años, y lo que seguiría, no son un fin de semana), quizá recurra (dijo que llegaría a Estrasburgo si no se le hacía JUSTICIA), pero los años no pasan en balde, y puede que la densa cabellera blanca merme ganas. Los juzgados agotan a cualquiera.

Por ganas insultaría hasta que me metieran de nuevo en LA MODELO, pero no quiero que me detengan en el propio Palacio de Justicia cuando el día 7 acuda a oír la declaración como testigo del juez Asalit, y el día 11 la de Lluís Prenafeta, en ese juicio por la corrupción en Hacienda que con el de Juan Piqué Vidal y Luis Pascual Estevill, en 2004, Gran Tibidabo en 2008, y ahora Hacienda, marcan el rastro de lo que vengo inútilmente denunciando desde hace 30 años, LA GRAN CORRUPCIÓN, “BARCELONA, 30 AÑOS DE CORRUPCIÓN”… y que continúa con la OPERACIÓN PRETORIA, y otras muchas pendientes y a destapar. La CRISIS promete un gran destape.

Mi venganza es esparcir cuanto más mejor los nombres y hazañas de ese grupo de amorales que condujeron a mi querida Barcelona al lodazal donde se halla inmersa, y si por primera vez en mi vida me noto leído a través de INTERNET me fastidiaría que por unos insultos pasados de tono me interrumpieran.