jueves, 3 de diciembre de 2009

GOLEMITOS





El Golem es un antiguo mito judío. En Praga, el rabino Rabbi Judah Loew fue capaz de crear un hombre artificial a partir de arcilla. Como un monstruo de Frankstein. La palabra "Emet" en la frente le confería el soplo de vida. Si bien aquel monstruo fue creado con fines benéficos, terminó volviéndose violento y destructor. Hasta que el rabino le hubo de retirar el nombre sagrado de la frente y volvió a ser un montón de barro.

Pues bien, gran parte de la clase política actual es una especie de Golem creada por los medios de comunicación. Golemitos y golemitas.

Si uno repasa los "curriculum vitae" de gran parte de ellos no descubrirá nada de interés. Ni una vida profesional fructífera, ni especiales conocimientos, ni una brillante inteligencia discursiva. Nada. Sólo relojes caros, armarios llenos de ropa y mucha, mucha, mucha verborrea.

¿Por qué entonces los medios de comunicación se empeñan en convertirlos en personajes públicos? ¿Por qué les entrevistan constantemente si casi nunca tienen nada real que decir? ¿Por qué salen fotografiados una y otra vez, se les reportajea, se habla de su vida privada si no tiene ningún interés? No es extraño que confundan el hecho de presentarse a candidatos con "ser famosos" y no con servir a la comunidad.

Golemitos que sin la palabra "Emet", que en este caso debería de ser "Emite", no son nada. Mientras tanto otros personajes no políticos ni públicos que tienen mucho que decir, que explicar, no salen nunca en la prensa ni en la tele.

Como el rabino de Praga, los medios tienen parte de la responsabilidad de cuanto está ocurriendo. Por haber dado alas y credibilidad a personajes mediocres, artificiales, vacíos. Golemitos y golemitas de barro que se han creído importantes. Cuando son pacotilla de la historia.

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