martes, 24 de agosto de 2010

LA LECCIÓN DE BENIRRÀS




Hace tiempo que deberían de haber cambiado las inercias, las retóricas, los lugares comunes sobre el turismo. Utilizados por la derecha y por la pretendida izquierda. Con el mismo resultado. Hay problemas que no se solucionan porque no llegan a plantearse en su cruda realidad.

La catástrofe de Benirràs no es una maldición del cielo, ni únicamente un acto alevoso o una imprudencia. Es el resultado de la política (por llamarla de alguna manera) "turística" que se ha llevado en estas islas.

Confiando en el maná del turismo, sin ningún tipo de pensamiento crítico más allá de las parafernalias pseudotécnicas, durante la temporada alta se libra a las Islas a una peligrosa sobresaturación. Ocurre con el parque móvil de Formentera, ocurre con los cicloturistas en primavera, ocurre en calas como Benirràs.

Lo que han hecho todos los Governs, de un modo cateto e irresponsable, es montar carísimas campañas de promoción, gastar en eslógans y folletos, alimentar un icono artificial. Pero sin reflexionar lo que eso supone.

Cuando te dejas de altavocerías y vas a lo que realmente importa: el paisaje, el lugar turístico, la realidad, la calidad del servicio y el entorno, a veces es un desastre. Falta una mínima planificación, un análisis inteligente. La mitad de las cosas se improvisan, la otra se dejan para mañana, el resto son sobreentendidos.

Las promociones se hacen sin calcular el impacto que suponen. En Palma, pueden llegar varios miles de cruceristas en un mismo día y a la misma hora, colapsando el centro histórico. Las carreteras de Formentera no están preparadas para tanto tráfico. Se fomenta el consumo indiscrimnado de alcohol y luego se escandalizan del "balconing". Sitios punteros como la Platja de Palma están sucios y ocupados por una delincuencia organizada. Hay rutas turísticas por lugares peligrosos y sin protección, hecho demostrado por numerosos accidentes. Y un larguísimo etcétera.

Desastres como el de Benirràs, que a todos los que amamos Ibiza nos duele en el alma, se evitan planteándose cómo evitar y canalizar las concentraciones humanas y de coches en sitios no preparados. Estudiando las consecuencias del flujo turístico no sólo en el bolsillo, sino también en el medio natural.

Seguimos, en el fondo, con las mismas inercias rutinarias y miopes de los años sesenta. Con los tópicos y las palabrerías. Pero mientras tanto, la realidad física paga por ello.




http://www.diariodeibiza.es/pitiuses-balears/2010/08/24/incendio-benirras-origino-negligencia-cueva-govern/428935.html

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