miércoles, 8 de septiembre de 2010

LUCES QUE VEO DE NOCHE





La realidad diurna es analítica y dispersante. Como un mosaico de cosas diferentes y separadas.

Pero cuando llega la noche, todo adquiere una organicidad misteriosa. La máquina del universo concede una profunda coherencia a cuanto sucede.

Veo el firmamento lleno de luces inmóviles.

La línea de puntitos de luz de Alcúdia y los faros de Aucanada y Formentor, con sus mensajes cifrados.

Pasa el barco de Menorca, como un autobús de bombillas muy lejanas.

Algunos aviones te sobrevuelan, con sus luces de colores que parecen de juguete.

Y todo forma parte del mismo espectáculo, de la misma realidad nocturna.

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