viernes, 3 de septiembre de 2010

SER UN ANIMAL




Desde hace un tiempo sale a la luz uno de los problemas soterrados de este país. Un fantasma, una sombra, un pliegue oculto. El maltrato a los animales.

No es nuevo, desde Eugenio Noel mucha gente ha levantado su voz contra la tauromaquia y los festejos que suponen el sufrimiento y el sacrificio de un animal. Pero ahora adquiere mayor dimensión. Porque viene a ser la muestra de la evolución de un mundo a otro.

Durante siglos, era normal acudir en masa a contemplar ejecuciones. Y todavía se hace en ciertas culturas. Los animales eran utilizados como cosas, con destinos a veces de gran crueldad. Pero estaba justificado por el antropocentrismo que ha regido gran parte de la historia. La Tierra está hecha para el Hombre, la Naturaleza está hecha para el Hombre, los animales están hechos para el Hombre.

Pero los avances científicos y culturales contradicen cada vez más ese viejo antropocentrismo basado en mentalidades como la bíblica. Cada vez resulta más claro que el hombre es un accidente, que a veces destruye su entorno, que no es el rey del universo, ni siquiera su genoma es tan distinto al de los animales.

Las generaciones nacidas en esa nueva mentalidad cosmocentrista siente repugnancia hacia prácticas que en otros tiempos eran aceptadas, celebradas y normales. Y se produce la fisura. El debate el enfrentamiento.

Por fin se cuestionan los viejos mitos del pasado.

(Foto de Pedro Cárdenas).

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