lunes, 25 de abril de 2011
GUARDIANES DE LA NOCHE
Uno de los recuerdos que conservo con mayor impresión son las rondas nocturnas. Hace unos años, tuve la oportunidad de pasar varias noches en la residencia de las ruinas de Empúries, dentro del recinto. Allí conocí a Rubén, el guardián nocturno. Y pronto nos hicimos amigos. Pasábamos muchas horas hablando en su garita, mientras la Tramuntana doblaba quejosamente las ramas de los pinos. Le acompañaba en sus rondas, iluminando paredes, ruinas y murallas con la luz de su linterna. Caminábamos en la inmensidad negra de las madrugadas entre piedras que no tenían forma.
Hace muy poco tuve el honor de conocer a otro de esos guardianes míticos, extraordinarios. Se llama Biel y su recinto es el cementerio. Como he tenido que pasar mucho tiempo en ese lugar por cosas de trabajo, también acabamos por conocernos. Le acompañé en sus largas rondas por un recinto mudo, silencioso. Donde se escuchan los cantos de algunas aves y el run-rún de la vía de cintura.
De noche, en un campo de sombras como puede ser una ciudad en ruinas o un cementerio, hasta el menor de los resplandores te parece sobrenatural. Ves a lo lejos las rampas iluminadas por fluorescentes, que trepan por edificios de nichos. Qué miedo produce cualquier movimiento, aunque sea indefinido. De vez en cuando te sorprende un titileo en medio de la sombra. Es una vela que alguien acaba de dejar encendida.
Biel, que es menudo y sumamente amable, se pasea por ese reino de las sombras. "Els morts no hem fan por. Els vius sí que en fan", dice sonriendo. Mientras sortea con educación y mano izquierda muchos problemas con los que entran a dormir, a lavarse, a vagabundear, incluso a hacer ofrendas de santería. Como dice el refrán marinero, "el cementerio es tan grande y el guardián tan pequeño..."
Es curioso que nuestro mundo, que idolatra a deportistas multimillonarios, cocineros petulantes, profesionales del chisme y el desmoñeo, o artistas insulsos, ignore lo que realmente tiene grandeza. Los auténticos personajes de leyenda, llenos de experiencia y de historias por contar, son esos sencillos y a veces ignorados profesionales de la soledad. De las sombras que dan pavor. De la cara oscura de la luna.
(foto: Likuid)-
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario