domingo, 4 de diciembre de 2011

ALGUNAS CONCLUSIONES DEL INVENTARIO DEL CEMENTERIO HISTÓRICO DE PALMA


“El maestro de obras Gaspar Reynés i Coll es quien tiene más proyectos documentados a su nombre, seguido por Jaume Alenyar”




Desde mayo del 2010 a agosto de 2011, se llevó a cabo el primer inventario del Cementerio histórico de Palma. Finalizada la tarea, pueden extraerse una serie de informaciones reseñables por su novedad y su alcance patrimonial. Hay que recordar que el Cementerio nunca había sido objeto de una iniciativa similar. Este inventario marca por lo tanto un histórico antes y después.

El equipo que llevó a cabo ese catálogo estaba compuesto por Joan Fàbregas como documentalista, Bel Forteza como fotógrafa, Adrià Ferrà como ayudante, y Carlos Garrido, el que esto firma, como redactor y director.

Aproximadamente se catalogaron unas 6.000 tumbas. El registro abarca el sector 1 (ampliación de principios del siglo XX) y el sector 2 (recinto del siglo XIX). Este trabajo de catálogo comprende sólo los monumentos individualizados, dejando aparte los conjuntos de nichos en superficie o subterráneos (caso de las catacumbas). Tampoco figura el antiguo Cuadro 9 o Cementerio no católico, que fue modificado modernamente.

En cada ficha se reseñó el tipo de monumento (estela, cruz, edículo, capilla, etc.) así como la inscripción principal, con su correspondiente fotografía. El añadido más interesante, sin embargo, fue el estudio de la documentación existente en la Empresa Funerària Municipal. Gracias a los datos allí custodiados se pudo saber la autoría de muchos proyectos arquitectónicos o artísticos, lo que supone una extraordinaria aportación a la historia del arte del XIX y XX en Mallorca. Sobre todo en lo que hace referencia a arquitectos, maestros de obras y escultores.

El trabajo no puede considerarse exhaustivo ya que algunos expedientes carecían de datos, otros no se encontraron en el lugar correspondiente, y en muchos de ellos las firmas o el registro de los nombres resultaban ilegibles. No obstante, “grosso modo”, puede considerarse que gracias a este inventario contamos con información al menos sobre el 75 % de los monumentos reseñados.

Sin duda, el dato más destacable se refiere a la enumeración de arquitectos y artistas identificados. Según los datos del inventario, el maestro de obras (ya que era de la época anterior a los arquitectos) con más proyectos a su nombre es Gaspar Reynés i Coll (1845-1911), con un total de 165 documentos firmados.
Reynés tiene también la particularidad de ser el responsable de diferentes proyectos en ambos sectores, y de todos los estilos. Las obras más remarcables son probablemente las neoclásicas o las que incorporan algunos elementos modernistas.

En número de proyectos firmados, le sigue el arquitecto Jaume Alenyar (1869-1945), con un total de 162 proyectos firmados. También cuenta con obras tanto en el Cementeri Vell como en el Nou. La mayoría son eclécticas, aunque algunas se caracterizan por motivos “art nouveau”.

Muy relacionado con Alenyar, con quien compartió despacho, Gaspar Bennàssar (1869-1933) es una figura capital del Cementerio histórico. A él se debe gran parte del diseño del Cementeri Nou, a partir de unos planos anteriores de Bartomeu Ferrà. Curiosamente, Bennàssar no aparece en el Cementeri Vell más que un proyecto. En cambio, en Cementeri Nou su presencia resulta muy abundante, con 131 proyectos. A él se deben algunos de los mejores monumentos de todo el recinto, ya que mostraba un extraordinario dominio tanto de los repertorios gótico o neoclásico, como de las tendencias modernistas de su tiempo .

Las obras más destacadas del Cementeri Vell y también de la parte antigua del Nou pertenecen a Bartomeu Ferrà (1843-1924), otra figura que determinó fuertemente la evolución del Cementerio. En total, aparece mencionado 82 veces. Sus planos y dibujos tienen siempre una excelente calidad y destacan por la elegancia y la profusión de las decoraciones.

La nómina de arquitectos que trabajaron en el Cementerio resulta muy extensa, y no es posible dar tanto detalle en un trabajo como este. Reseñemos que allí trabajaron los maestros de obras más importantes del siglo XIX, como el mismo Gaspar Reynés, Josep Segura, Josep y Joan Mayol, Joan Rovira, Antoni Coll, Pere Joan Bauçà, Miquel Castell, Nicolau Lliteres, y Llorenç Arrom (citado como “albañil”). Los primeros arquitectos titulados que aparecen en el XIX también están presentes, aunque con escasa documentación: Antoni Sureda i Vilallonga y Miquel Rigo.

Entrado el siglo XX, aparecen nombres de primera fila como: Josep Alomar Bosch, Guillem Reynés, Guillem Forteza, Francesc Roca i Simó, Enric Juncosa, Gabriel Alomar Esteve, Guillem Muntaner Vanrell, Carles Garau, Josep de Oleza, Francesc d’Asis Casas, y Antonio García Ruiz, entre otros menos mencionados.

En cuanto a la escultura, el Cementerio histórico constituye un auténtico museo de los mejores artistas de finales del XIX y principios del XX. Curiosamente, el escultor con más obras documentadas es al mismo tiempo uno de los más desconocidos. Se trata del ibicenco Joan Serra Riera (1860?-1940), que aparece mencionado en 143 documentos.

Se trata de un hecho curioso porque el nombre de los escultores no suele reseñarse en los expedientes. Así, Joseph Lagrange que fue marmolista destacado y aparece como uno de los personajes de “La ciudad desvanecida” de Mario Verdaguer tiene sin dudas muchas obras en el Cementeri Vell. Pero sólo una está firmada. Otro escultor que trabajó durante años en el Cementerio fue Joan Grauches, cuyo nombre sólo se cita una vez. Algunas menciones nos permiten rastrear también la presencia del artista Enric Estades i Alomar.

Escultores de gran categoría como Marc Llinàs y Antoni Vaquer Noguera resultan difíciles de identificar entre las firmas a veces indescifrables de los expedientes, pero consta su presencia. El caso de Tomàs Vila es diferente porque, aunque no aparezca citado ni una sola vez, firmó todas sus esculturas. Lo mismo que Miquel Vadell o los escultores genoveses Reinardo Gadani y A. Canessa. Hemos podido identificar diversas esculturas de Miquel Arcas por su firma o porque fueron catalogadas en una publicación monográfica. Joan Tur, con una obra abundante en el recinto, firmaba también muchas de sus tallas. Igualmente se identifican las firmas de Pere Colombàs y Miquel Sacanell.

Otros tallistas que aparecen citados son Jaume Pons, Llorenç Ferrer, Joaquim Crespí, Mateu Amengual, Llorenç Coll, Rafel Borràs, Antoni Puig, Sebastià Alcover, Gabriel Llabrés, Lluís Ballester, Francesc Ferrer, y B. Amorós. El que es considerado como uno de los escultores culminantes del XX en Mallorca, Llorenç Rosselló, sólo tiene una obra documentada, y otra que ha desaparecido. Pero se trata de monumentos muy sencillos.

De la revisión de este importante “corpus” documental se deduce que los arquitectos dejaron muchas veces el diseño en manos de los tallistas. Muchos planos son dibujos muy sumarios, sin apenas indicaciones. En cambio el monumento cuenta con decoraciones complejas y bien definidas. Eso demuestra el alto nivel de los escultores y tallistas mallorquines, capaces de realizar auténticas obras de arte de gran elegancia y delicadeza, que sorprenden al espectador de nuestros días, aunque su nombre y su obra hayan quedado en el olvido. Otra evidencia es la repetición de algunos motivos tales como crismones o cenefas, que sin duda eran obra del escultor sin pasar por un diseño anterior.

La conclusión más evidente que se desprende de este inventario es la calidad de gran parte de los monumentos allí existentes, y la nula protección patrimonial de la que disfrutan. Parece una necesidad urgente asegurar la conservación de algunos conjuntos que están muy deteriorados y corren el riesgo de desaparecer, así como evitar que tal como ha ocurrido anteriormente se alteren o destruyan por parte de los titulares de la concesión elementos muy valiosos e irremplazables. En este sentido, una señalética básica con indicaciones del valor de los principales monumentos sería muy útil.

Otro capítulo igualmente destacable es la conservación de algunos dibujos o planos. Algunos proyectos de Ferrà o de Bennàssar tienen un indudable valor, y son merecedores de una protección de acuerdo a su categoría.

A partir de este inventario queda patente, por lo tanto, que el Cementerio histórico de Palma contiene una colección muy importante de obras de arte. Y que nos ayuda a entender la historia estética de los siglos XIX y XX en Mallorca.

2 comentarios:

Esther i Toni dijo...

Hola, Carlos.Un notable trabajo,mis Felicitaciones !!!.¿sabes si es posible consultarlo desde Internet?.Abrazos.

cgt dijo...

Hola. Muchas gracias! Que yo sepa sólo se puede consultar en los locales de la empresa funeraria municipal, ya que son bastantes tomos.
Saludos