domingo, 12 de febrero de 2012

LA PLAYA FILOSÓFICA



Siempre creemos que los espectáculos de la playa son para el verano. Incluso a contra-estación intentamos reproducir los rituales del baño y el sol, aunque sea en enero. Sin embargo, la playa tiene sus propios atractivos invernales. A veces, incluso superiores a los estivales.

En estos días de frío, tiene su rollo pasearse por la zona costera de Palma. Sobre todo esos rincones escondidos de la zona de Es Carnatge o Cala Estància. Lo primero que puedes admirar es la huella que dejan “ses minves” en las rocas. Una rebaba verdosa, muy marcada. Que indica hasta dónde suele llegar el agua, y la mengua originada por los largos anticiclones invernales. A veces, el nivel desciende hasta el punto de revelarte fondos, rocas y “tenasses” en los que nunca habías reparado.

Pero hay otro espectáculo que fascina. Cuando después de un temporal, las aguas llevan de un lado a otro los depósitos de posidonia. Se produce entonces un fenómeno siempre metafórico, fascinante. Si las olas van cargadas de hojas posidónicas, al llegar a la orilla cambian de calidad. Se hacen lentas, oleaginosas. Recuerdan esas historias de marinos en veleros que para proteger su embarcación del temporal arrojaban aceite por la borda.

El agua posidonizada tiene un comportamiento diferente. Es densa, oscura. Se mueve con gravedad y produce unos colores muy singulares. Una especie de irisaciones de sombra.

Podrías pasarte horas contemplándola, como cuando observas el fuego de la chimenea. Porque esas olas que pierden su envite y se aceitizan de hojas y tonos parduscos, nos recuerdan la diferente calidad del tiempo. Hay veces en que los minutos y las olas pasan con la viveza y nerviosismo de esas olas más exteriores, distantes de la playa. Y en otras ocasiones, el tiempo se convierte en una especie de melaza secuencial. Los minutos se alargan, las olas se diluyen en ese aceite imposible que tiembla y refleja las luces. Entonces, un segundo siempre es mucho más que un segundo.

La playa en verano es recreativa. En invierno, resulta filosófica.

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