lunes, 5 de junio de 2017

FRANCISCA SUNYER Y EL ALMA DE CABRERA

(Foto: Biel Servera)


 Cuando leí "Viure a Cabrera" no sabía nada de Francisca Sunyer. Me pareció un libro extraordinario. Lleno de poesía y sutileza, que retrataba ese encanto tan especial que produce Cabrera.

Inexplicablemente, el libro fue recibido con bastante indiferencia. Incluso con alguna crítica perdonavidas, que personalmente me indignó. Fue por eso que una noche, al cruzarme con Francisca Sunyer en un bar de Palma, la abordé para decirle: "No faci cas. El seu llibre és molt bo". Ella me sonrió y no dijo nada.

Desde entonces, "Viure a Cabrera" ha sido uno de esos monumentos literarios a reivindicar. Porque cada vez que citaba la obra en algún coloquio o intervención pública, comprobaba que nadie la 
conocía.

Por razón de justicia y homenaje, fue una gran satisfacción llevar a cabo el espectáculo "L'ànima de Cabrera" este pasado fin de semana. Carme Serna dio voz y presencia a los fragmentos del libro. Ensoñadores, humorísticos, trágicos. Con el magnífico telón de fondo del paisaje cabrerense. El verdadero protagonista.

La voz y las canciones de Mariona Forteza y la conducción de Laura Dalmau hicieron de esa tarde una experiencia singular. Con sus ratos de sol, su amago de lluvia, el viento de levante que susurraba en el bosque de los franceses. Y el horizonte enorme desde el cementerio, donde reposan las cenizas de Francisca Sunyer.

El alma de Cabrera volvió a hablar.





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