La arquitectura de los barcos tiene una cualidad interesante. Es al mismo tiempo un lugar de paso y un punto estable. En ellos viajas, pero cada vez que entras de nuevo es como si regresases a un viaje único e intemporal. Por el ruido, las luces, los olores.
Las nuevas tecnologías sirven para cosas tan inútiles pero impensables como colgar un "post" desde el mar a bordo del "Sorolla".
Camino a Barcelona para presentar el libro de mi amigo Josep Lorman: "La font de Ceres".
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