martes, 16 de septiembre de 2008
EN LA MUERTE DE RICK WRIGHT
Supongo que es cosa de generación. Pero a mis veintitrés años y en plena era psicodélica, la música de Pink Floyd marcó mi vida. Antes del éxito millonario de "The Wall", cuando eran todavía un grupo casi "underground".
Y ante todo las cascadas tecladísticas y las armonías volátiles de Rick Wright. Que marcaron una auténtica época en el rock sinfónico y psicodélico, a la altura de las guitarras limpias y aéreas de David Gilmour.
Hoy he leído la noticia de su muerte a los 65 años. En un vídeo de You Tube sobre la entrada del grupo en el Rock'n'Roll Hall of Fame Nick Mason ya decía que Rick no había acudido a causa de una operación. Lo cual hacía sospechar un delicado estado de salud.
Wright fue personalmente discreto, tenía una casa en Rodas donde residía a menudo, y fue el más reacio a la megalomanía algo enfermiza de los últimos episodios de Pink Floyd. En los setenta escuché muy a menudo su "Wet Dream", suave e inteligente.
Temas suyos como "Us and Them" o "The great gig on the sky" serán eternos. Da tristeza pensar que la reunión de PF en el concierto contra la pobreza será la última imagen del grupo.
En septiembre de 1973, cuando era un hippy podrido, fui en autocar hasta Toulouse para ver a Pink Floyd en directo. Era su primera presentación de "I Wish You Were Here". En una gira promocionada por un refresco que fue muy criticada.
Quede la foto como homenaje a uno de mis teclistas favoritos.
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