viernes, 3 de julio de 2009

DE LO TELEFÓNICO A LO PARAFÓNICO



Me asombra lo que está ocurriendo con los telefonillos. La gente se ha vuelto loca. No hay tiendas más odiosas que esas de telefonía móvil, donde los clientes preguntan, manosean, dudan, están horas y horas como quien toma una decisión trascendental para tu vida.

¡Y todo para comprar un simple teléfono!

Es revelador. En nuestro tiempo lo manda es diseño del aparato, los servicios, la marca, el teclado, los accesorios...

Y no lo que puedas decir o escuchar a través del teléfono. Que al fin y al cabo sería lo más importante.

¿No será por qué lo que se consume, lo que se vende, lo que es negocio es el envoltorio y no el contenido?

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