Hace un tiempo que sabía de problemas en Deixalles, después de que el Obispado se retirase del patronato. Ahora, esas tensiones han estallado y se han visualizado en los medios de comunicación.
Sin entrar ni salir en ese conflicto, sobre el que no puedo opinar, me gustaría romper una lanza a favor de Deixalles.
Conozco esa fundación desde los tiempos de Toni Pons. Y creo que nadie puede negar la gran labor de reinserción social que han llevado a cabo. Mucho más: han demostrado que se podía montar una actividad económica a partir de aquello que todos rechazan. Desde los residuos a las personas afectadas por la exclusión social.
Pero no es sólo eso. Deixalles ha contribuido a que un montón de familias sin recursos, sobre todo a partir de la inmigración, hayan tenido acceso a bienes de segunda mano (muebles, electrodomésticos, etc.) a un precio muy razonable. Ha sido un antídoto a la locura de la especulación, la globalización y el redondeo.
Y todavía más. Deixalles ha obrado el milagro de reconvertir la mentalidad derrochista de muchos ciudadanos. Antes de esa fundación, la gente tiraba de todo sin pensarlo. Gracias a ellos y a su actividad, hoy en día muchos les llaman para que todo lo rechazado tenga una segunda existencia.
Pocas entidades han hecho tanto en este sentido como Deixalles.
Sería una pena que, aireando ahora su crisis, los árboles no dejaran ver el bosque.
1 comentario:
Carlos,
Estoy totalmente de acuerdo contigo. Has hecho una descripción clara, pero concisa de lo que siempre fue Deixalles y lo que siempre debería seguir siendo.
También coincido en que lo mejor es no airear la crisis. Y, efectivamente, no permitamos que los árboles nos impidan ver el bosque. Y a la inversa, que el bosque tampoco impida ver los árboles.
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