lunes, 30 de noviembre de 2009
LOS PAYASOS SON NECESARIOS
Hace pocos días, La fundación Vicente Ferrer buscaba por Mallorca payasos para su fundación. Gente capaz de hacer reír a los niños. Qué cosa más importante. Eso me hizo pensar en lo absurdo de nuestra educación. Nos aprendemos materias que probablemente no nos servirán de nada, como la Química o la Trigonometría, mientras que conocimientos como la dietética o el arte de ser payaso deberían de estar al alcance de todos. Porque nos son necesarios.
Admiro a los payasos. Creo que son las personas más lúcidas que existen. Porque sólo puede ser un buen payaso aquel que se conoce tan bien a sí mismo, y de paso a los demás, que es capaz de encontrar siempre el punto auto-ridículo, el recurso para que los otros se rían de él. Una gran sabiduría que les otorga esas miradas hondas, rebeldes, comprensivas.
Y hablando de payasos, en Mallorca tenemos el lujo de contar con una figura única. Me refiero a Miquel Àngel Llonovoy. Es un payaso en el sentido de artífice de la risa y el non-sense, pero también es un poeta a su manera, un creador, un fakir de las cosas inanimadas. Cuando la gente lo ve en sus performances se debe creer que es un "cachondo" que se limita a dejar correr su imaginación.
Pero yo, que he compartido el back-stage con él en muchas ocasiones, sé que lo pasa muy mal. Escribe, lee y relee. Pasea nerviosamente con sus atuendos imposibles. Te mira con ojos de sudor frío antes de salir disfrazado de mariposa.
Eso le da una grandeza incomparable. Como a todos los grandes payasos: Tortell Poltrona, Leo Bassi, Laurel & Hardy, los Marx Brothers...
Me asombra que siga siendo un artista desaprovechado en Mallorca. Cuando hay tanto mediocre sin nada que decir aupado por las televisiones y los medios de comunicación.
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