miércoles, 29 de septiembre de 2010

LOS PODERÓPTEROS




Existen una serie de rasgos detestables que asolan a la clase política en el poder, sea cual sea su filiación. Prepotencia, desconocimiento de la realidad, despotismo ilustrado, ideas fijas, rigidez mental, falta de empatía y un etcétera que conocemos todos.

¿Por qué ocurre?

Al principio creía que era una evolución natural de los propios políticos. Pero con el tiempo he aprendido a identificar el virus trasmisor, el vector que les insufla tales conductas.

Son los poderópteros. Esos personajes grises, vestidos impecablemente, con sus maletas y carteras. Untuosos, arteros, hábiles en la sombra. No sabes exactamente a qué se dedican ni de dónde salen, pero siempre los encuentras rodando a los que ocupan el poder. Acaban por contagiarles sus modos despectivos, su sensación de superioridad.

Los políticos, como cualquier organismo infectado, les dejan responsabilidades, les utilizan como filtros, se dejan contagiar.

Y ahí es cuando pierden el contacto con la realidad y consigo mismos.

De lo que ocurra después, La culpa siempre será de los políticos. Los poderópteros siempre salen indemnes. Nadie les juzga. Ni siquiera les conocen.

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