Me gustaría ser economista para criticar con conocimiento lo que está ocurriendo, y destacar los errores de quienes han gestionado nuestra colectividad desde hace bastante tiempo. Pero no tengo criterio suficiente para hacerlo.
Ahora bien, para lo que sí me siento capacitado es para criticar amargamente el TONO VITAL Y MORAL en el que se desenvuelven cada día más los MEDIOS DE COMUNICACIÓN. Decepcionante.
Yo les REPROCHO:
- Rechazar de plano cualquier AUTOCRÍTICA. Criticar a un medio de comunicación, incluso desde dentro, se considera un ataque. La prensa y los medios se han convertido en una pecera autocomplaciente.
- FALTA DE INTELIGENCIA Y PERSPECTIVA HISTÓRICA. En lugar de analizar y valorar a fondo, los medios se pierden en la casuística. ¿Qué valor tiene anunciar a todo trapo un día que la Bolsa sube si al día siguiente puede bajar? Lo que importa es explicar el contexto, dar datos para analizar. La avalancha de noticias tapa la desinformación.
- HIPOCRESÍA MORAL. ¿Cómo es posible que a estas alturas sigan los medios anunciando servicios sexuales? Por un lado, los diarios pontifican y dan lecciones a todos. Por otro, mantienen sólo por cuestiones económicas esta vertiente vergonzante de la explotación sexual.
- Buscar SÓLO EL NEGOCIO. Que en la parrilla de la TDT proliferen canales de videntes y embaucadores es una vergüenza nacional.
- Rendirse al FAMOSEO, el glamour patatero y la “prensa rosa”. Ese tipo de registro es manifiestamente indigno, además de intelectualmente retrógado. Cuando tanta falta hace la educación a todos los niveles, gastar dinero en chismes y personajes frikis es de suicidio colectivo.
- Utilizar la ÉPICA MENTIROSA de las estrellas del DEPORTE como reclamo. Los grandes deportistas son muy dueños de firmar contratos multimillonarios, o llevar publicidad hasta en los calzoncillos. Pero convertirlos por ello en héroes resulta lamentable.
- HACER EL JUEGO A LOS PODEROSOS en detrimento de lo que ocurre en la calle. De lo que no se enteran o no quieren enterarse.
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