domingo, 29 de noviembre de 2015

GEOGRAFÍAS OCULTAS




Tantas veces pasando por el mismo sitio. Tantos días conviviendo con esos lugares. Y al final, comprendes que son unos desconocidos. Te asombras por un descubrimiento inesperado. Eres consciente de que en realidad nunca te has fijado en ellos.

Es una reflexión que surge en ocasiones a partir de elementos de la vida cotidiana. Existe un ejemplo perfecto. Los dibujos, colores o relieves del pavimento del suelo. Durante una época estuvo de moda el terrazo. Era común encontrarse con piezas formadas con muchas imitaciones de piedras. De diferente tonalidad y forma.
  
 Cuántas veces has pisado ese suelo. Sin darle la menor importancia. De repente, un día te sientas en  el sofá. Dejas pasar el tiempo, y te entregas a un pequeño ejercicio contemplativo. Esos momentos en los que contemplas detalladamente todo aquello que te rodea, mientras tu mente viaja por otros derroteros.

  Súbitamente, en ese humilde terrazo descubres una cara, un animal, una figura fantástica. Se compone de la combinación de varias de esas falsas piedras. De manera que sólo sugiere esa imagen si la contemplas de determinada manera. La has de buscar, descubrir. Pero una vez encontrada, te llama cada vez. Atrae tu atención.

   Aparece la cara de una mujer en el suelo. Y eso te hace pensar en la posibilidad de que existan muchos otros personajes disimulados, escondidos. Esperando el día en que por casualidad, des con ellos.

  A partir de ese momento, cada vez que pasas por ese rincón de la casa te detienes para cerciorarte de que la cara de la mujer sigue allí. Como si no te lo acabases de creer.
  
Geografías ocultas que resultan mucho más emocionantes cuando regresas años más tarde. Te reencuentras con un piso o un edificio donde has vivido. Entras, y vas a buscar inmediatamente aquel rostro de mujer del terrazo. Y allí sigue. Como si te hubiese esperado todo ese tiempo.
  
¿Es sólo una ilusión? ¿O en realidad transitamos por mundos escondidos sin ser conscientes de ello? Y creemos equivocadamente que la única realidad es la nuestra.

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