En el año 2000,
toqué por primera vez "La guitarra Platónica" para celebrar mi 50
cumpleaños. Invité a un montón de amigos y previamente les di de cenar y
abundante bebida. Nada seguro del resultado.
Pero el formato
sobrevivió. A su manera. Llevo 18 años volviendo a él de forma ocasional. Y
cada vez se convierte en algo distinto. Primero era una especie de declaración
de amor a la música, luego una colección de historias personales, más tarde un
canto a la amistad, después una afirmación de mi condición de chico de barrio,
luego una reivindicación del rock and roll en tu vida.
Después de un
tiempo de silencio, lo vuelvo a visitar. Y ahora ya es otra cosa. Es una
reflexión sobre la adolescencia y el sentido de la vida.
Estoy impaciente
por volverme a encontrar con esa Guitarra Platónica que tantas cosas me ha
revelado.
Será el jueves 30
de agosto. Una fecha fatal para cualquier programador. A las 20'30 en la Sala
Delirious de Palma (Carrer
de Mateu Enric Lladó, 12).
¡Gracias
por acogerme, amigos!
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