domingo, 10 de octubre de 2010
ANDAMIADOS
Ahora mismo le instalan unos andamios a la fachada de Cort. Es como un símbolo de ese nuevo paisaje que momentáneamente ocupa la ciudad. Una especie de ortopedia arquitectónica que recubre los edificios tal como los hemos conocido siempre, para transformarlos en espectáculos un poco de "Metrópolis", con sus hierros y sus escaleras, a veces incluso en una especie de fantasmas gigantescos. Cuando las mallas verdosas o pintadas recubren las superficies, se agitan con el viento, simulan las oquedades y tersuras de un velamen marinero.
Los andamios no son sólo un espectáculo visual. Tienen un aspecto sonoro muy destacable. Constituyen una especie de arpa de viento abierta a todos los diapasones. Cuando los montan, y lo digo por la experiencia de haber tenido que soportar varios casos, organizan un estrépito espantoso. Llegan en camiones, los amontonan. Y al ser tubos vacíos hacen el mismo efecto que el órgano de Maese Pérez el organista. Retumban en do mayor a cada golpe, a cada caída. El montaje o desmontaje de un andamio es algo así como un Réquiem barroco repetido hasta la saciedad.
Pero es que, una vez compuestos, también producen música. Cuando suben y bajan los operarios hacen sus crujiditos, sobre todo en el momento en que se utilizan esas escaleras que desde abajo parecen interminables y que permiten llegar hasta arriba sin esfuerzo.
Y luego está el viento. Los días de vendaval, los andamios constituyen una especie de batería invisible. A veces ululan como animales en celo, al cortar la dirección del viento. Otras tiemblan, se estremecen. Y producen un sonido osamentario muy inquietante. Como si fuesen a derrumbarse.
Ver montar y desmontar andamios siempre me produce la misma reflexión. ¿Cómo lo hicieron los canteros y albañiles medievales? Cuando imaginas un andamio para levantar por ejemplo cualquiera de los pináculos de la Seo, a casi 50 metros de altura, te da un vértigo profundo.
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1 comentario:
Hay otro andamio en un lugar de referencia, el del "toldo nuevo" del Bar Bosch... Espero impaciente el fín de la obrita. Un saludo
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